Ha tiempo vivió en Sevilla,
pues me lo contó mi abuelo,
una famosa putilla
que llamaban “Cenicero”.
Y este mote lo tenía
con todo merecimiento,
por apagar las colillas
de todo Sevilla entero.
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Por comer en lecho de otro
debes de pagar, vecino,
de mi mujer sus antojos,
sus gustos y sus caprichos.
Yo comprendo tu disgusto,
es muy bajo tu salario,
pues tú malcomes con susto
lo que a mí me harta a diario.
—–oooOooo—–
A la niña le encantaba
la noble Caballería,
y un cadete le enseñaba
a montar en solo un día.
Se hizo novia de un sargento
y después de cuatro cabos,
al fin … todo el Regimiento
y el Cuerpo de Mutilados.
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© Manuel Garcia de Fuentes y Churruca
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