Un cactus gordo y jugoso
nunca puede ser comido
pues se defiende celoso
con numerosos espinos.
Un panal de dulce miel
también tiene protección,
pues lo defiende un tropel
de abejas con aguijón.
Una perla bella y fina,
codiciada como joya,
la madreperla la cuida
con el nácar de sus conchas.
La honra de una persona
sólo sus actos la guardan,
siendo decente y honesta,
teniendo limpia su fama.
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© Manuel Garcia de Fuentes y Churruca
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